La palabra ALQUR’M (el Corán) significa: «La lectura por excelencia» o «La Recitación». Es la reproducción, sin el menor cambio en la forma o en el fondo, de la palabra misma de Dios que le fuera transmitida oralmente al Apóstol por el Arcángel Gabriel en la sagrada noche de Alqádr (el decreto) como guía, albricia, exhortación, mensaje e invitación para el bien de este mundo y el otro. El Corán es una obra literaria maestra, en la cual la morfología y la sintaxis son de una perfección absoluta. Su grandilocuencia unida a su maravilloso estilo poético evade todos los géneros de composición corriente en la literatura árabe, constituyendo un milagroso efecto al que no alcanzan las facultades humanas. Su rimada prosa ostenta tal fuerza de lenguaje, tal elegancia de estilo en frases tan elocuentes, que se le estima como inigualable monumento literario en lengua arábiga. Es sin duda cierto que Mahoma no ha omitido una sola palabra de las que les transmitiera el Arcángel Gabriel; los fieles durante mucho tiempo repitieron de viva voz el texto del Corán antes de que fuera fijado por escrito definitivamente, previas consultas expresas a todos «los portadores del Corán», es decir, a aquellos que sabían de memoria los fragmentos de una manera fidedigna e inequívoca.
El Corán .(colección de oro)
$19,900
La palabra ALQUR’M (el Corán) significa: «La lectura por excelencia» o «La Recitación». Es la reproducción, sin el menor cambio en la forma o en el fondo, de la palabra misma de Dios que le fuera transmitida oralmente al Apóstol por el Arcángel Gabriel en la sagrada noche de Alqádr (el decreto) como guía, albricia, exhortación, mensaje e invitación para el bien de este mundo y el otro. El Corán es una obra literaria maestra, en la cual la morfología y la sintaxis son de una perfección absoluta. Su grandilocuencia unida a su maravilloso estilo poético evade todos los géneros de composición corriente en la literatura árabe, constituyendo un milagroso efecto al que no alcanzan las facultades humanas. Su rimada prosa ostenta tal fuerza de lenguaje, tal elegancia de estilo en frases tan elocuentes, que se le estima como inigualable monumento literario en lengua arábiga. Es sin duda cierto que Mahoma no ha omitido una sola palabra de las que les transmitiera el Arcángel Gabriel; los fieles durante mucho tiempo repitieron de viva voz el texto del Corán antes de que fuera fijado por escrito definitivamente, previas consultas expresas a todos «los portadores del Corán», es decir, a aquellos que sabían de memoria los fragmentos de una manera fidedigna e inequívoca.
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